Sanlúcar la Mayor en el Siglo XX

Un estudio de investigación para su conocimiento cultural a través de la memoria oral transmitida por sus pobladores así como las investigaciones de historiadores que aportaron un mayor conocimiento de nuestra cultura y que aportaron un mayor beneficio para Sanlúcar la Mayor.

miércoles, 23 de junio de 2021

Doña Luisa Macías Luque, matrona puericultora de Sanlúcar la Mayor.1908-2001.

 

Doña Luisa Macías Luque
Nacimiento: 21 de Junio de 1908. En Sevilla,  calle Jáuregui nº 15
Hija de José Macías y Dolores Luque.

  
   Se casó en Sevilla en 1933 con un primo de su familia y se trasladaron a vivir al pueblo de Zufre (Huelva).En 1936 al estallar la guerra civil su marido muere en el frente, al año siguiente se traslada a vivir a Sevilla, en 1938 se marcha a Madrid donde cursara sus estudios de matrona puericultora, a su regreso a Sevilla en 1940 se casa por segunda vez con otro de sus primos Manuel Luque de profesión Abogado de la diputación de Sevilla.


   En este mismo año de 1940 se trasladan a vivir a Sanlúcar la Mayor a la calle Real, donde es contratada por nuestro ayuntamiento para los servicios asistenciales y de beneficencia municipal de Matronas Auxiliares de Higiene Infantil.(Las Matronas de la Beneficencia Municipal y su atención a las mujeres pobres).

La atención al nacimiento en los partos normales en la primera mitad del siglo XX, tenía lugar mayoritariamente en los domicilios asistidos por parteras o matronas, que en caso de necesidad debían llamar al médico o trasladar a la mujer a un Hospital. Normalmente en la primera mitad del siglo XX, tenía lugar mayoritariamente en los domicilios asistidos por parteras o matronas, que en caso de necesidad debían llamar al médico o trasladar a la mujer a un Hospital.


Doña Luisa Macías Luque durante 40 años de servicio como matrona en nuestro pueblo vivió en diferentes casas, entre ellas la calle Real, Teniente Morillo y la calle Lepanto, a sus 85 años decide terminar sus días en el campo de su sobrina donde residirá hasta su muerte en el año 2001 con 94 años de edad. Estuvo activa hasta sus 80 años, donde aún la solicitaban para poner alguna que otra inyección. Asistió a cuatro generaciones de parturientas, en sus más de una docena de libro de apuntes escribe los detalles de sus asistencias, anotando algunos detalles, como en ocasiones dejaba algún dinero bajo la almohada de la asistida para que esta pedirá comprar un puchero, pues estos años de posguerra era mucha las necesidades, y doña Luisa con su generosidad solía ayudar, bien con dinero o les llevaba algunas frutas.


  Al paso de aquellas calles de tierra enfangadas por las lluvias Doña Luisa llegaba al lecho de estas madres a cualquier hora que fueran requeridas, aquella mujer que tanto la necesitaba, estaba recostada sobre su cama, sus ojos indicaban que todas sus esperanzas estaban puestas en ella, antes de todo comenzaba a orar para que fuera Dios quien la iluminara en aquel quehacer tan delicado, pidió que se acomodara en el junco del catre y alistaran agua y sábanas limpias para empezar a partearla. Quizás el mayor desafío para las parteras es combatir las enfermedades y la muerte de las mujeres y sus bebés.




  “Ser partera es un don de Dios, y doña Luisa tenia este don, con solo su presencia la parturienta entraba en un estado de tranquilidad, las familias que atienden la conocen y les tienen confianza, eso ayuda a las parteras a entender mejor las necesidades de ellas y a reconocer los signos de peligro. Cuantas veces la llamaba al portillo diciendo “Doña Luisa vaya a ver a mi mujer que ya va a parir”. No administraba nada para calmar los dolores, y una vez que la criatura asomaba, "le daba media vuelta para que saliera de hombros, le agarraba por los pies, y si no lloraba luego, le daba dos pequeñitos azotes en el culo para que comenzase a llorar". Si el proceso se demoraba daba unos masajes en la tripa a la parturienta. Tras el nacimiento, esperaba cinco minutos para que saliera la placenta de manera espontánea. En caso de que no ocurriera, le practicaba un pequeño masaje en la barriga, o "enroscaba el cordón a la mano, le empujaba la tripa con la otra, y mandaba hacer fuerza mientras tiraba para se desprendiese sin llegar a romperse. Posteriormente se la entregaba a los familiares para que la enterraran.


      Acudía a casa de la mujer para lavarle a ella y al recién nacido, "hasta que se le caía el cordón" a la criatura o hasta que la madre se valiera por ella misma. En la zona umbilical, una vez caído el cordón, echaba mercromina. Cuantas de nuestras madres tuvieron estas circunstancias, muchas de ellas y gracias a la asistencia de doña Luisa salvaron sus vidas y las de sus bebes. Las relaciones con las personas del pueblo. El trato que tenía con las gentes del pueblo era cercano, el apelativo de Doña Luisa era un reconocimiento por su maestría en su labor de asistencia, por sus conocimientos y el amor que el pueblo retuvo en sus corazones hasta sus últimos días.



  Doña Luisa Macías Luque era una mujer familiar, en el pueblo vivía un primo hermano Ramón Macías Palmar que fue telegrafista y tenía muchos hijos, ella frecuentaba mucho la casa de su primo. Su sobrina Maruja le ayudo en muchas ocasiones a bañar los recién nacidos, fue madrina de boda de su sobrina Maruja y madrina de nacimiento de sus hijos, gustaba de disfrutar mucho en el campo de su sobrina, y menos de la playa a la que en a menudo sus familiares solían disfrutar sus vacaciones.


    Con su sobrina estuvo viviendo los últimos años de su vida, siempre estuvo bien asistida en sus cuidados, su padre tenía buena mano para la pintura y le hace un retrato donde refleja la belleza de su hija, era bajita y de pelo rizado, sus ojos reflejan su bondad y aunque no tuvo hijos, tuvo un pueblo entero en sus manos y en su corazón.



        En estos días que escribo sobre nuestra querida matrona Doña Luisa y en la que en cuyas manos me trajo al mundo, en este día del 21 de Junio cumpliría 113 años, le doy las gracias a su sobrina Maruja por acercaron un poco a conocer a su tía, nuestro pueblo esta agradecido de tan ilustre mujer de la que dedicó gran parte de su vida a la salud de nuestras madres y sus hijos, es por ello que aunque nuestro pueblo no tenga dedicado una de nuestras calle en su nombre, doña Luisa Macías Luque estará siempre en nuestros corazones y en nuestra memoria porque ella también fue nuestra mama.

    Murió en el 2001 con 94 años en la casa de campo de su sobrina Maruja y está enterrada en nuestro cementerio municipal de Sanlúcar la Mayor.



Doña Luisa Macías Luque

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