Sanlúcar la Mayor en el Siglo XX

Un estudio de investigación para su conocimiento cultural a través de la memoria oral transmitida por sus pobladores así como las investigaciones de historiadores que aportaron un mayor conocimiento de nuestra cultura y que aportaron un mayor beneficio para Sanlúcar la Mayor.

viernes, 14 de agosto de 2020

Sanlúcar la Mayor y sus Kioscos ( Parte 1 )

 

 Sanlúcar la Mayor y sus Kioscos ( Parte 1 )

 Desde nuestra niñez hemos visto a ese hombre por las calles con un canasto vendiendo algunas cosas,que de alguna manera a los más pequeños nos atraía,oír su pregón era el primer acercamiento para saber que contenía su canasto,nuestra curiosidad nos hace insistir a nuestros padres para que nos comprará aquello que este señor pregonaba,aunque todo su contenido nos gustaba,solo podíamos elegir una cosa,con una moneda nos hacía felices un rato.

Esta es la historia aunque breve, de aquellas personas que anduvieron nuestro pueblo con un canasto de mimbre, y que también llamábamos el Kiosco andante.

El Verano era la época más propicia para que estos vendedores llenaran sus canastos,el camaronero nos ofrece bajo su tela blanca y húmeda el rico camarón,los cangrejos y cañaillas y como no, unas gambas frescas de Huelva.Si era por la mañana, hasta nuestro balcón llegaba el olor del dulcero,con sus ricos pasteles, y que impacientes esperábamos su voz. Al medio día para apaciguar este calor del Verano, el carrito del heladero estaba parado en cada calle y ver qué sabores tenía. Por la tarde en la fresca si paseábamos por el centro, en nuestro porche siempre encontrábamos un vendedor con su canasto dispuesto a dejarnos un buen sabor de boca. En el Otoño Invierno no podría faltar la Castañera, y nos frotamos las manos al calor del carbón que tostaba las castañas,y si queríamos desayunar churros, encontrábamos cada mañana muy temprano junto a nuestro porche a la churrera y su caldera llena de aceite y su olor a calentitos recién hechos.

 

 Este tiempo pasó como el soplar de una vela,y solo nos dejó sus recuerdos. Nuestra memoria que viaja por aquellas vivencias, va perdiendo la luz de aquellos momentos felices, de aquellos días que no volverán.

El Tiempo, este que todo lo destruye y lo renueva,cada amanecer es un momento nuevo que pasará por nuestras vidas y queremos retenerlo, y no podremos,solo en nuestras mentes podremos almacenar parte de lo que en algún momento de nuestras vivencias nos hizo sentir felicidad.

 

 

Viejas historias tiene nuestro pueblo y sus gentes,recuperarlas todas es imposible,pero algunas de ellas aún estamos a tiempo para que queden escritas en el libro de la memoria. Estas son algunas de aquellas historias que formaron parte de nuestras vivencias diarias,cotidianas y cercanas en la convivencia de nuestro pueblo de Sanlúcar la Mayor.

 Uvicación del viejo mercado de abastos

 El  Kioscos de Riquelme.1940-1945.

En la puerta del viejo mercado de abastos ( Actual biblioteca ),tuvo Riquelme un quiosco cubierto muy estrechito donde apenas cabía él, colgaba los tebeos y las novelas del oeste de Marcial  La fuente Estefanía,estas novelas solía cambiarla solo para leerlas a cambio de una peseta. Vivía en la calle del huerto con su esposa Dolores y no tuvieron hijos,no eran de sanlúcar, era bajito y con bigote,solían alquilar una habitación para obtener algún dinero, y tras su jubilación de cartero monto el quiosco, además de repartir las cartas también repartía los periódicos que había que recogerlos en la estación de renfe y repartirlo por las barberías, tabernas,el casino y la milagrosa.en estos repartos del periódico fueron recayendo sobre otras personas como Eustaquio Corrales,una hermana de Robustiano, y Paere,incluso ya en los 50 el joven Pepe Donaire" el Morito" tomó su relevo.

Tienda de la Milagrosa años 60s
Francisca Morillo Salado,1945-1989
Francisca la del Kiosco.

Francisca en 1945 comenzó con un carrito, estuvo deambulando en esta plaza hasta que su marido José Castellano Gil se puso malo y vendió las vacas para comprar un quiosco de madera en 1949,donde quedaría fijado junto a la tienda de la milagrosa, los primeros años su marido  le ayudó en el kiosco hasta que enfermo.

El Kiosco de Francisca era especial, los fumadores compravan los pistolines,caramelos amentolados que venían muy bien para la garganta, en el suelo tenia unos sacos llenos de pipas de girasol,otros de calavasas,y otros de abellanas, en un cartucho nos despachaba hasta dos reales y una peseta.También retomo de Riquelme el cambiar las novelas del Oeste que nuestros padres todas las semanas nos mandaba a cambiarlas,casi todos la recordamos vestida de negro,por el luto de su marido,con sus hijas pequeñas cada día acudía a su Kiosco,pues era su único sustento,en los años 80s, Francisca sufría de algunas molestias por su edad, y algunos días serraba el Kiosco,todos pensábamos que estaría enferma,en 1989 sus hijas  disiden cerrarlo.

  

El Kiosco de la "Borrega'' .1960-1995. 

Encarna la "Borrega"

Encarna vivía junto a sus hermanas solteras en la calle Real,a través de la ventana que daba a la calle,una de sus hermanas despacha caramelos,pipas,chicles,estampillas para los niños y cigarrillos sueltos para los mayores.

 

Encarna se decidió con su otra hermana soltera a montar un puesto en el lugar que lo tuvo Riquelme,a las puertas del viejo mercado y junto al bar de Enrique Pazo. En 1966 al abrir el nuevo mercado de Abastos,traslada su Kiosco debajo del reloj de la Iglesia en un recodo del edificio,donde permanecerá hasta pasada su jubilación,donde se dedicará a gestionar sus ahorros en arrendamientos de locales que previamente invirtió.

El Kiosco de Encarna fue ampliando, era  el que tenia mas variedad a su venta, el autobús tenía su parada junto al Kiosco esto le favorecía más que a Francisca,aunque Francisca nunca quiso abarcar más variedades de lo que tenia,por lo que siempre tenia lo mismo,mientras que Encarna tenía el quiosco lleno de revistas y juguetes,y en Verano añadió los helados,a mi me llamaba sobrino,supongo que por algún parentesco con mi familia,muchas de las noches cuando cerraba el Kiosco le ayudaba a tirar unos plásticos cogidos con alfileres que ocultara el puesto durante la noche.

 

 Todos los sanluqueños y sanluqueñas que vivimos estos años recordaremos mil y una historias ocurridas con esto vendedores y Kioscos que de forma cotidiana nos paramos a comprar nuestros deseos, y es el mío, el ofrecerles este homenaje de recuerdo por aquellos años para que sean recordados para los presentes y las futuras generaciones,esperando que el Kiosco no desaparezca nunca.


Continuará........

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