El oficio de zapatero en los pueblos al igual que podría ser el de carpintero, herrero, albañil, etc., era imprescindible en la zona rural durante aquellos críticos años de mediados del siglo XX para el servicio de los vecinos de los pueblos, el trabajo del zapatero era muy necesario no ya por el calzado nuevo que pudiera realizar, sino para la reparación del usado.
La precariedad económica era tan absoluta que era preciso pasarse por el taller para reparar los votos de los hombres del campo, las sandalias, los zapatos, etc., de los demás; echar unas medias suelas, un remiendo o darle un cosido a estas prendas era una solución para aguantar y desecharlos hasta que ya de puro viejas se caen a cachos y resultar imposible al zapatero su reparación. En aquellos tiempos se aprovechaba la goma de las ruedas de los coches para utilizarlas como suelas para los botos o sandalias de cuero.
Aquella estampa y aquel trato íntimo que existía entre el zapatero que atendía sentado en una silla bajita a sus clientes y a éstos también sentados en conversación mientras esperaban el arreglo de sus zapatos en animada conversación, ha desaparecido, eran otros tiempos…
En la cera de la derecha según se entra en la avenida,la casa de esquina es la de Ángel Machuca el de las vacas,y a continuación vivía Julian el zapatero con su esposa Isabel y su hijo Felipe.Tras una puerta pequeña se dejaba ver un pequeño cuarto de apenas unos metros,sin ventana y con solo una habitación muy pequeña,no tenía cocina ni cuarto de baño,sus necesidades la hacían en un pequeño orinal y una palangana de estas de metal blanca, en una lata grande con una abertura para el carbón, cocinaban su comida diaria,. Julian tenía una pequeña mesa entrando a la derecha donde cosía los arreglos de los viejos zapatos,El Sanlúcar club de fútbol puede dar cuenta de ello,ya que Julian les cosía las botas y el balón de fútbol cuando se estropeavan.Su hijo Felipe le gustaba el fútbol y le traía las botas y el balón a su padre.
Mis recuerdos de aquellos días al salir del colegio,pasamos por la puerta de la Zapatería y nos quedamos mirando como julian cosía sus zapatos, le veíamos entre sus manos un trenzado de hilo de cáñamo que impregnaba de cerote con el que hacía los cabos que le servían para cocer los remiendos y para este menester utilizaba la lezna,su hijo felipe que no estaba muy "bueno" cuando veía tantos chavales parados en su puerta nos asustaba y salíamos corriendo.
Actualmente esta habitación está alquilada por Carlino el frutero para guardar las sillas de maderas que suele alquilar para los eventos solicitados.
excepto las que muestran la puerta de la zapatería.
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