Sanlúcar la Mayor en el Siglo XX

Un estudio de investigación para su conocimiento cultural a través de la memoria oral transmitida por sus pobladores así como las investigaciones de historiadores que aportaron un mayor conocimiento de nuestra cultura y que aportaron un mayor beneficio para Sanlúcar la Mayor.

viernes, 10 de septiembre de 2021

Don Eliseo Gómez Machado (1914-1996)

 

 Don Eliseo Gómez Machado (1914-1996)

Hijo de: Juan José Gómez Caro y   Elena Machado Cabrera
Nació: en el pueblo de Ferreira (Granada).Su infancia la vivió junto a la familia de su padre en el pueblo de Calahorra. Su padre Juan José Gómez  tuvo seis hijos y tenía una tienda en el pueblo y junto a unos mozos en un carro recorría los cortijos para llevar su mercancía y realizar las ventas y los trueques de la época. 

 










    Eliseo Gómez Machado casado con Concha Tenorio Paflón de Sanlúcar la Mayor en 1944, residió en casa de su esposa en la calle Real nº 1, como regalo de sus suegros y donde pasaba su consulta. Esta casa fue propiedad de los padres de Concepción Rodríguez Solís nacida en Sanlúcar la Mayor el 5 de enero de 1892 y murió en la misma ciudad el 26 de mayo de 1944, y está se conserva gracias a Juan uno de sus hijos heredero  de la misma y el Molino que también fue herencia de su madre.



 Junto a la casa de don Eliseo Gómez se encontraba también la casa donde residía  el cura párroco José Luis Aguilar Jiménez, y que también fue propiedad heredera de la Señora Concepción Rodríguez Solís.

 

 

 

1975 Entrega de Flores a la tumba de la Señora Concepción Rodríguez Solís



  Se cuenta en nuestra historia que esta casa situada al comienzo de la calle Real, en 1879 poseía un corral con salida a la Plaza de Echague, (Joaquín Ignacio de Arteaga y Echague- 1870-1947, fue un noble político del parlamento español, jefe de la Casa del Infantado y XVII duque del Infantado) actual plaza de Virgen de los Reyes; y justo en frente del reloj de la iglesia de la torre de Santa María se hallaba este corral, actualmente este espacio lo ocupa el conocido bar Rincón, o bar de Fernando.



Bien, pues después de situarnos en el lugar descrito, este callejón o corral fue el lugar donde  fue encerrado los toros para el acontecimiento que les paso a narrar lo ocurrido en esta plaza. En septiembre de 1879  y en la que algunos periódicos españoles se hicieron eco de un triste accidente ocurrido en la improvisada plaza de toros de Sanlúcar la Mayor.

"LA TRAGEDIA QUE DIÓ ORIGEN A LA ANTIGUA PLAZA DE TOROS DE
 SANLÚCAR LA MAYOR"
   Fue  habilitada para la fiesta de nuestro patrón San Eustaquio, frente al Ayuntamiento y con estructura de andamiaje para la seguridad del público. Según se desprende de las crónicas la construcción cedió al peso del público… "durante la lidia del primer toro, quedando confundidas entre tablas y maderos, de este mortal y fatal accidente, quedo despedazadas unas 700 personas, resultando muertos el procurador D.J.R. y una joven, y heridos y contusos más de 100 individuos, muchos de ellos con piernas y brazos rotos".

  Don Eliseo Gómez Machado y Concha Tenorio Paflón tuvieron tres hijos dos hembras y un barón. Realizo su doctorado en Sevilla con la especialidad de Pediatría. Durante este periodo vivió en casa de uno de sus parientes hasta terminar su doctorado. Después de su doctorado  realizo su primera práctica durante unos meses en Guadal canal. En 1940 llega a Sanlúcar la Mayor y se hospeda en una pensión conocida como la pensión de Enriqueta  en la calle Marín Feria.

 
 Se jubiló con 60 años en 1974, aunque mantuvo su consulta durante unos años más como particular, ya que el pueblo le seguía requiriéndole  para consultas por su especialidad en pediatría. Don Eliseo Gómez fue una persona responsable en su trabajo a la que dedico toda su vida al cuidado de los demás, siempre estuvo atento para su familia que vivía en granada  en sus comunicaciones, en sus relaciones sociales participo como secretario de la hermandad de Nuestro padre Jesús.




De nuestro querido  sanluqueño escritor  y Poeta Pedro Rodríguez Pacheco, recojo de uno de sus escritos en su bloc,
 SILUETAS Y REMEMBRANZAS XIII, Recuerdos de nuestra Sanlúcar.
  En la explanada del Casino de Enrique se reunían el juez, el notario, el procurador de la propiedad, el alcalde, el médico (don Eliseo Gómez Machado, el mejor médico que ha pisado Sanlúcar), mi padre, el ‘Niño Roca” un gran cantaor que se entonaba por Vallejo, el Arcipreste, el comandante de puesto de la Guardia Civil y, algunos veraneantes entre los que se encontraba el poeta Manuel Mantero, y allí se dirimía sosegada y con abundante trasiego del vino de la tierra, sobre los procesos de si Joselito o Belmonte, Manolete o Arruza, si el Sevilla o el Betis o si Monarquía o República, en aquellos años, pero se debatía sin que recuerde ningún tipo de suceso que subiera a aquellos debates en conflicto político.
 
 
 
 
  De aquellos años esplendorosos años 60, recojo parte de otro de los escritos de la mano de Juan de Dios Pareja Obregón que tan vinculado estuvo con Sanlúcar la Mayor, Torero, ganadero, poeta y artista y que nos dejó para nuestra historia parte de sus vivencias que todos recordamos.

 En la fotografía de Pepito Salado se encuentran de pie de izquierda a derecha: D. Manuel, un servidor de ustedes, D. Eliseo, El Chamaco, El Naguilla y Antonio Moguer. De rodillas: Manolo Morillo, Celso Pareja-Obregón, Pepe Luis Morillo y Ricardo Pérez. En la foto falta un jugador, era otro amigo que le decían "El Mudo" de Ginés y en aquel momento lo habíamos mandado a la Venta por café. Detrás a la izquierda se puede ver asomado a Pepe Pazo, que era nuestro entrenador.
 
Revolviendo cajones en casa, deporte que me encanta, me encontré de sopetón con esta vieja y original fotografía que amarillea "por mor" de los años. Salió airosamente a la luz del día, desde el chiquero de la cómoda, como en sus mejores tiempos, deseosa de que la contemplaran y admiraran.
 
 Estaba guardada celosamente en el cajón de los recuerdos y pegada en el álbum de la añoranza y la nostalgia. El verla de nuevo me llenó al mismo tiempo de alegría y de tristeza. Alegría por poder comentarla hoy con los amigos que viven y que figuran en ella y tristeza por los que igualmente contemplamos y ya no están con nosotros... ¡Pero así es la vida! La mire con suma atención y empecé a recordar aquel día... ¡Aquella inolvidable página de mi vida sanluqueña!  .

    Todo empezó como empezaba siempre. ¡Necesitábamos dinero para la Cabalgata de Reyes Magos! ¡Mucho dinero! ¡Montañas de dinero...!? Nos preguntábamos. Más festivales taurinos no podíamos organizar, no teníamos más toros y la gente estaba ya un poco cansada de tanto toreo (habíamos celebrado ya unos diez festejos).
Pero volvamos a la fotografía. Como ya he comentado, no teníamos ni un duro para poner en marcha la Cabalgata. ¿Organizamos un partido de fútbol? Están ya muy vistos los que se han organizado hasta ahora, pero el que tengo en mi mente no lo ha visto nadie. Será un gran éxito económico, veréis cómo responde el público. Pienso vestir de futbolistas a D. Elíseo el médico y a D. Manuel el director del banco. ¡Nadie se lo creía! Unos decían que era una broma y otros que yo estaba loco. ¡Hasta se cruzaron apuestas en los bares! Yo creía y sigo creyendo en la buena gente y sabía que estos dos señores lo eran, que presumían de ello. Hablé con los dos, les dije qué se trataba, les expliqué el "invento", cuáles eran los fines que perseguíamos y con esa desprendida caballerosidad que los caracteriza me dijeron que sí, que los anunciara. Lo único que me advirtió D. Elíseo fue que "por mor" de la calva tenía que jugar cubierto con una gorra. De esa forma lo podemos contemplar en la foto.
 

  En mi afán de superación organizadora, llegué todavía más lejos, invité también para jugar a D. José, el Párroco. Le di su "mijita" de coba diciéndole que la obra era benéfica y había que ayudar al prójimo, que así lo señalaban los Mandamientos. El buenazo de D. José textualmente contestó: " Juan de Dios, todo esto está muy bien, creo que tu obra es magnífica y gustosamente saldría de futbolista con ustedes, así podría ver por primera vez en Sanlúcar a su cura en calzoncillos... ¿Pero qué dirá el Sr. Cardenal cuando se entere? ¡A lo mejor me manda a Soria!"  El equipo contrario lo presentó mi entrañable amigo  Carlos Melgarejo, anunciándose como " Hacienda Áspero F.C.".
Fue también una colaboración muy importante. El campo de fútbol estaba enfrente de la Venta de Pazo y se llenó por completo. Mis jugadores entraron en el terreno de juego, en medio de una gran ovación, en once burros que nos prestó desinteresadamente José Alés. El partido terminó empate... ¡Catorce a catorce! Como adivinaran, los dos equipos tenían una gran fiebre goleadora. Del " Villa Delia F.C. ", como se llamaba el mío, destacó sobre todos el gran extremo " Manolillo el del Banco" que corrió su banda como una liebre hasta que se lesionó. D. Elíseo también jugó muy requetebién, como asimismo todos los jugadores restantes. El árbitro del encuentro fue el simpático Antonio Moguer que pitó más de diez penaltis en ambas porterías. 


Universidad de Sevilla Facultad de Medicina, 30 de Septiembre de 1936.
Premio de Obstetricia Instituido por el Doctor Don Enrique Cello  y García.
Concedido a Don José Eliseo Gómez Machado. Curso de 1935 a 1936.


     En el boletín de Feria de  Mayo de 1977 D. Eliseo Gómez Machado nos dejó una carta a los sanluqueños, donde nos expone  unos consejos en el Uso y abuso de los medicamentos y de los médicos.
    Aprovecho esta magnífica tribuna que me brinda este libro de feria, quiero abundar y contribuir en algo, a la campaña oficial sobre restricción en el consumo de medicamentos.

   De siempre, ciertas minorías, tan aficionada al cureteo, que casi bordeando el vicio, han utilizado las medicinas, que unas veces leen en la prensa, ven en la televisión o aconseja un vecino, amigo o pariente, o simplemente porque ven que ellos las toman.
 Esta planta de la farmacofilia, ha crecido en toda su lozanía, cuando en la época actual y debido a las prestaciones médico-farmacéuticas, por su forma contractual, han hecho fácil y posible esta apetencia medicamentosa.

  El medicamento, es arma potente contra la enfermedad, cuando se aplica en su momento y se fija su indicación. Cuando de él se usa sin ton ni son, se corre los siguientes riesgos:
       
        1. Habituación.   Todos sabemos que cuando en un dolor manejamos un analgésico, por ejemplo una tableta de aspirina, el dolor cesa, y su efecto es maravilloso, pero al repetirla, su acción disminuye, tanto como hemos abusado, hasta hacer su efecto nulo. Esto mismo ocurre con los otros medicamentos, aunque sus efectos no los percibamos tan objetiva y subjetivamente, como en el caso mencionado, hemos gastado la pólvora en salvas y en el momento preciso y a veces vital, nos encontramos con esta habituación de graves consecuencias para el enfermo.


 2. La acción del medicamento no es tan selectiva, que solo actué contra aquello que queremos combatir o mitigar, cuando de dolor se trata, sino que también actúa sobre aquellos que en el organismo nos  conviene respetar. Este es el motivo, que por estas acciones segundarias, se produzcan enfermedades, de las que solo algunas vamos a mencionar.

   Con la utilización y empleo en gran escala de los modernos antibióticos y por las causas antes mencionadas, se producen alteraciones en la flora intestinal, alteración de la flora resistente y proliferación de ciertos hongos, que son las causas de otras tantas enfermedades.

   Por la alteración de la flora intestinal, se producen ciertas diarreas, enteritis y algunas avitaminosis.
   Al alterarse el medio intestinal, se producen, un campo idóneo para la inflamación del intestino, dando lugar al catarro intestinal, así se explican, aquellas diarreas profusas y graves que siguen a los prolongados tratamientos con antibióticos y que se corrigen, cuando se alejan aquellos, y se restablece la flora bacteriana intestinal, que se alteró por la acción de aquellos. Se ha producido lo que se llama una DISBACTERIOSIS.

   La profusión de plagas que hoy padecemos en el campo, es posible que tenga una causa biológica igual, al emplearse con profusión los modernos insecticidas.
  Por la alteración y perturbación en la síntesis de ciertas vitaminas, se producen enfermedades tales como, ciertas estomatitis, glositis y gingivitis con gran escozor y enrojecimiento de la boca, que aparece de un color rojo escarlata y que son sumamente dolorosas.

   Por la proliferación de la flora resistente ala antibiótico y por sucumbir a la acción de éste, la flora que le contenía se encuentra  sin enemigo, proliferando entonces, en números y virulencia a placer en las mejores condiciones para desarrollar todo su poder patógeno.
Enteritis graves que abocan en la muerte, tienen este origen y causa.
Todo esto es por cuanto al abuso o uso incontrolado de los  medicamentos.
Siendo fiel al anunciado de este trabajo, he de decir algo sobre el uso del médico.

  El medico tiene dos labores o menesteres que hacer. Uno exterior de contacto con el enfermo, en su domicilio o en la consulta y otro mucho más importante, silencioso y callado, es el que realiza cuando le dejan tiempo y humor, dedicado al estudio de los enfermos que vio o espera ver y poniéndose al corriente en las lecturas de sus revistas profesionales, de los últimos avances de la medicina.
  El mejor medico es el que más tiempo se dedica a esta parte, a la del estudio, no así lo entienden la mayoría de los enfermos y familiares cuando toda la  bondad y calificación del médico, la hacen consistir, convirtiéndolo en un andarín o en un gran escribiente haciendo recetas.


 Ya sé que algunos estarán pensando ¿y la visita urgente? Y yo les contesto, muy contados casos son los que requieren la presencia y actuación inmediata del médico, afortunadamente también, poco frecuente, el resto de los  avisos lo mismo es hacerlos por la mañana o por la tarde y por esto el S.O.E. lo reglamenta en la siguiente forma: los avisos dados antes de las diez de la mañana han de hacerse antes de las tres de la tarde, los recibidos entre las diez de la mañana y tres de la tarde han de hacerse en el mismo día y los que lleguen con posterioridad a las tres de la tarde se harán al día siguiente.

   Pocos son, por no decir ninguno, los que se ajustan a  este horario. Con indisciplina en el horario, con la exigencia de pretender curar al familiar a la fuerza de visitas, sin dar tiempo material a la acción de los medicamentos, las consultas copiosísimas, verdaderamente agotadoras y el  deseo vehemente de inundar a los enfermos con medicinas, están haciendo del médico un burócrata más cuya misión parece ser escribir todo lo más un clasificador de enfermos para dar los volantes oportunos de los correspondientes especialistas.

    El médico puede exigir el cumplimiento de las normas establecidas y regirse por ellas, esto sería la lucha de uno contra mil, y fácil es suponer quien la perdería. Opta por el camino más fácil, la resignación, en esta lucha titánica, acaba por ceder y doblegarse y ni aun así, encuentra la paz y el sosiego que precisa para el estudio y algunas veces para el reposo, las horas de distracción y de solaz esparcimiento ya las tiene olvidadas.

    Si de alguna forma, no se reglamenta en condiciones humanas, las más importantes y nobles de las profesiones, harán que sea una forma más de vivir, o de tirar en la vida, trabajando con aquello que aprendieron con tanto trabajo, vocación y entusiasmo, y el medico será un funcionario próximo y un científico lejano.

       
   Tras su muerte en 1996 fue enterrado en el cementerio de  la Calahorra un pueblo cercano al suyo Ferreira  donde se crio con la familia de sus padres. Cuenta su hijo Juan que el día de su entierro cuando la corte partía para el cementerio comenzó a nevar y el ataúd fue cubierto por los copos de nieve.




 


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